Llevo calzando zapatones suyos toda la vida. Yo me crie en el campo gallego, tengo ya 50 años. Los zapatos de trabajo se compraban en la taberna del pueblo y allí vendían de los suyos. Gasto botas Segarra desde siempre, termino unas y compro otras. Ahora no las venden en la taberna, pero las venden en un almacén de productos agrícolas que hay cerca.
Por favor no cierren ni cambien, que yo les compraré botas mientras viva.
Les deseo todo lo mejor.

Aquilino García

Segarra lo conozco desde hace más de 30 años pues mi padre para trabajar utilizaba las botas que allí confeccionaban, eran botas de seguridad impermeables y con las que él todos los días en su trabajo de la metalurgia llevaba. Aparte mi hermano cuando hizo la mili, el ejército a los soldados les daba esas botas y siempre nos comentaba que cuando coincidía con soldados extranjeros tal como americanos se volvían locos al ver las botas que llevaban. Más recientemente os he conocido yo pues he acudido a la tienda que tenéis y la verdad es que para trabajar llevo unos zapatos de piel que tengo que decir qué son maravillosos porque paso 8 horas de pie y al final el día mis pies están descansados y trabajo muy cómoda.

Gloria Heras

Yo conozco a Segarra prácticamente desde que tengo uso de razón. Recuerdo las típicas botas Segarra de la marca, que duraban casi toda la vida. No recuerdo bien si también es posible que durante el servicio militar me hubiese caído alguna bota de la marca. En los últimos años y por recomendación de un amigo que trabaja en las fuerzas del orden, volví a reencontrarme con la marca y desde entonces, por mi trabajo, aparque las botas de la marca Magnum que normalmente utilizaba y me pase a Segarra. En concreto la bota táctica que ustedes comercializan. Ya es el cuatro par que les compro y contento con el producto.

Manu García

Cuando era muy pequeño, siempre me metía dentro de las botas Segarra de mi tío que sirvió en la brigada paracaidista hace muchos años. Me encantaban esas botas militares suyas y anhelaba crecer para poder usarlas. Al final, me pude comprar yo una. Magnífico producto. Le gustan a todo mi entorno.

Norman

Desde pequeña conozco vuestros zapatos y os he buscado por internet porque mi padre ha comentado que vuestras botas eran irrompibles!! Mi padre tiene 90 años y tiene muy buenos recuerdos de vuestra marca

Ana Cristina Laplaza

Hola, tengo 58 años y lo primero que me viene a la cabeza… son los anuncios de los autobuses… Después pase a la práctica mis primeras botas de montaña Segarra.
Y aparte, utilizo la bota de piel vuelta, que llaman de Fuelle y que por cierto, para mi disgusto, han dejado de fabricar.

Miguel A. Crespo

Mi conocimiento de Calzados Segarra viene ya de hace mucho tiempo. Cuando hice el servicio militar allá en el año 1983 las botas que utilizábamos eran unas militares de hebillas de la marca Segarra, que por cierto aún conservo, pues me las traje de recuerdo.

Más recientemente y como consecuencia de mi afición a practicar senderismo, compre hace ya algunos años unas Alpine Kaki que he usado durante bastantes años, hasta que ya por el desgaste de los tacos las he tenido que sustituir, pero salvo los tacos gastados, las botas están en perfecto estado, y me han resultado comodísimas.

Ya el año pasado pedí unas Warrior Treking Marron 3422 que son las que uso ahora. Me las llevé a los picos de Europa en Asturias en diciembre de 2020 y la prueba no pudo ser mejor. Nos hizo mal tiempo con lluvia y nieve y lleve los pies secos en todo momento. Incluso algún compañero que llevaba los pies mojados me pidió la referencia para pedir unas botas iguales.

Hace unos días he pedido también unas iguales del número 39 para regalárselas a mi mujer por su cumpleaños que es dentro de poco. Las tengo guardadas y ella no  lo sabe aún.

Anónimo

Corría el año 1989-1990 no podría precisar, cuando compré unas botas militares en el rastro de Gijón. Las usaba para ir de pesca e ir al monte.
Las tuve extraviadas en casa de un amigo durante una década, felizmente estas retornaron a mí con el nuevo siglo.
A partir de entonces muchos paseos por el monte con mi perro Piropo, sobre todo nuestra ruta de los molinos.
Limpiarlas un poco, grasa de caballo y como nuevas para la próxima excursión.
Ya sin mi querido perro, las botas aguantaron poco más. Las fotos son de septiembre de 2014 en el jardín botánico de Gijón.
Este año he adquirido unas botas Sprinter con las que estoy muy contento acompañando a mi esposa y a nuestra hija en nuestros paseos.
¡Segarra, por otros 140 años más!

Ramos

Conocí la marca Segarra hacia 1990 o 1991. Mis amigos usaban botas tipo militar y yo les pedí unas a mis padres. Mi madre me compro unas con hebillas que resultaron ser de la marca Segarra. Las he utilizado durante años y aunque se desprendieron las suelas por el uso, las pude arreglar con un zapatero. Hoy 2022,sigo teniendo las botas y usándolas, teniéndolas como una reliquia. Ya tengo en casa unas iguales y modernas, que pronto sustituirán a las antiguas. Espero resulten tan especiales y duraderas como las anteriores.

Pedro N

Desde siempre….
Botas y zapatos para el campo, los de verano de serraje marrón….y las de  invierno con su borreguillo…que usaban en el pueblo
Botas militares de tres hebillas y las de paraka, que son indestructibles y que todavía uso.
Desde siempre….

Gregorio Aisa

Os conocí cuando teníais 100 añitos y ya llevamos 40 de relación.
Era un 14 de julio de 1982 cuando tras una larga noche en un tren de los de la época nos trasladaron a un campamento militar en Cáceres. Allí nos dotaron de un uniforme que incluía unas flamantes botas de tres hebillas marca de la casa.
Reconozco que la primera semana o algo más fue una relación de odio. Pies tiernos y botas duras maridan mal en un primer momento. Pero posteriormente se acoplaron como un guante y buen servicio que me dieron durante los tres años que duro la aventura, cambiando ese odio inicial por un amor incondicional que dura hasta hoy.
Felicidades y gracias por los servicios prestados a mis pies.

Amancio Cuenca

Conocí los calzados SEGARRA siendo niño. Allá por los años 60 y 70 del siglo XX. Vivía ya entonces en el mismo lugar en que continúo haciéndolo hoy, en  el occidente de Asturias, donde era frecuente ver a la gente del campo, agricultores y ganaderos, usar unas botas negras, súper resistentes, cómodas y para colmo de bienes, parecían muy calentitas, gracias al forro que tenían, como de lana. Lo que nosotros llamábamos botas “con forro de borreguillo”.
Cómo serían de buenas aquellas botas y qué admiración despertarían en mí, ya entonces, que me fijé y aprendí su nombre, pues lo tenían, y este no era oro que el de “Botas Segarra”. Fue nuestro primer encuentro y ya entonces quedé así, como digo, de ellas “prendido”.
Bastantes años más tarde me tocó hacer el servicio militar, y una de las alegrías que durante este tiempo me llevé, fue nada más llegar encontrarme de nuevo, allí, haciendo la mili como yo, a esas viejas conocidas, que dando un paso más (como buenas botas que eran) pasaron a convertirse durante este tiempo en buenas amigas y compañeras fieles. No eran las botas forradas de borreguillo de mis paisanos, pero en calidad, en comodidad y en durabilidad, desde luego no tenían nada que envidiarles. Se les notaba que eran familia.
Finalizado el servicio, mis botas militares Segarra se licenciaron conmigo y conmigo se vinieron a Asturias, donde todavía pude usarlas y disfrutarlas durante largo tiempo.
Más adelante aun, estando de excursión con unos amigos por Taramundi, en la zona interior de nuestro occidente Asturiano, y en ocasión para la que había llevado otro calzado, no os podría decir cuál, pues  no lo recuerdo, cruzábamos un río sobre improvisado y precario puente de piedras, pisé en falso, resbalé y me fui a caer de pie, con los dos pies al agua, con lo que quedaron empapados zapatos y calcetines.
Para tratar de evitar el consiguiente constipado, más llegar al lugar poblado, me dirigí al bar-tienda (un tipo de establecimiento, característico de los pequeños pueblos de aquí, en los que puedes comprar casi de todo) para comprar repuestos.
Y tras un rato de espera, durante el cual el dueño del negocio colocó bajo mí unos cartones para que no le mojase el suelo de madera antigua y noble, el hombre aquel reapareció trayendo consigo… ¡Un par de botas SEGARRA con forro de borreguillo! Mejor imposible.
Las compré encantado, sin pensármelo, casi sin probármelas, feliz, … y a un precio, todo lo hay que decirlo, muy justo y razonable.
¡Lo que pude presumir ese fin de semana de mis botas SEGARRA nuevas!
En la actualidad ya no atravieso ríos por puentes precarios de piedras, ni asalto colinas, ni me admiro tanto de las cosas como cuando era niño, pero sigo admirándome, y mucho, de la calidad que los calzados SEGARRA mantienen, a lo que suman ahora  un servicio de ventas moderno y ágil online, del que soy –claro está- el satisfecho cliente que suscribe.

Marcelo Suarez

Os conocí porque mi suegro llevaba unas botas de montaña vuestras que yo heredé cuando murió. Las utilizaba para ir a buscar setas o pasear por el bosque y eran ideales. Cuando tuve que jubilarlas hice lo imposible para averiguar  de qué marca eran. Finalmente en un mercado semanal del pueblo donde veraneo, en el puesto de calzado que hay me dijeron que aquel modelo era de Calzados Segarra. Os busqué por internet y volví a comprar mi par de botas.
Desde entonces he probado otros productos vuestros y estoy encantado. Pero mis botas son mis preferidas.
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Xavier Sauqué

Soy minusválido y con 12 años (año 1969) ingresé interno en un colegio, junto con la ropa que tenía que llevar para todo el curso tenía que llevar un calzado para diario y uno para deporte. En una tienda de Sevilla le recomendaron a mis padres para diario unas botas Segarra de cuero, mi primer calzado de la marca, recuerdo que se me quedaron pequeñas después de tenerlas a diario durante meses. Las regalamos en perfectas condiciones, y a partir de esa experiencia, los 7 años interno en el colegio solo usé ese tipo de bota, incluso cuando empecé con las prácticas en el taller era el mejor calzado que podía usar. Hoy con 64 años utilizo zapatillas de senderismo y botas para la montaña, espero no tener que cambiar.

Jose

Soy un joven de 50 años de Serra. Yo creo que conocía los Calzados Segarra casi antes de nacer. Mi padre era albañil y le recuerdo verle de pequeño con aquellas botas marrones.
A mí, me compró mi abuela mis primeras botas cuándo empecé a trabajar con 16 años.
Tiempo ha pasado de esto…

Ahora trabajo en Seguridad y también llevo las botas tácticas Segarra, que por cierto son excepcionales.
Y finalmente, ahora he sido yo quién le ha comprado las típicas botas marrones a mi hijo por su primer empleo…
Pienso que Calzados Segarra va ligado a calidad, a confianza..
Nos han acompañado tantos años que ya forman parte de nuestras vivencias, de nosotros mismos…

Ángel Justo

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